Hace unos día hablábamos del control de los adolescentes que entran en Badoo, hoy retomamos este tema pero vamos a ir un poco más allá, ya que el acceso libre que proporciona Badoo hace que incluso los niños puedan llegar a Badoo entrar y hacerse usuarios. Seguramente, como padres, comprenderán la complejidad de situación que hoy se nos presenta con las redes sociales.
Los niños y adolescentes crecieron con acceso a este tipo de información que a nosotros, en nuestra infancia se nos presentaba como una visión imaginaria del futuro. Se pueden ver a los chicos manejar con extrema ductilidad las herramientas informáticas, esto puede resultar positivo como también bastante perturbador para nosotros. Ya lo dijimos, todo está en la red de redes. Por eso, es fundamental mantenernos constantemente informados y prestar especial atención a las actividades que nuestros hijos realizan cuando están frente al ordenador.
La red Badoo no permite el ingreso de menores de edad, al conformar una cuenta el sistema nos pregunta nuestra fecha de nacimiento. Esta es una herramienta de seguridad absolutamente inútil ya que basta con hacer algunas cuentas matemáticas sencillas y podremos falsear cuántos años tenemos.
Recordemos que esta red social está especialmente avocada a unir solitarios, es decir todos los integrantes están buscando ligarse a una persona. Imaginemos una situación: un niño de diez años, vagando por internet, se encuentra con esta oferta. Sabemos que una de las principales y maravillosas características de los infantes es esa curiosidad inacabable.
El chico llena el formulario de inscripción y al momento de indicar su fecha de nacimiento, se carga con diez años, lo que el sistema tomará como válido: esta persona tiene veinte años y está plenamente habilitada para hacer uso de la red.
El niño comenzará un viaje que no corresponde a la edad que tiene, las mujeres que están inscriptas –engañadas por un pequeño- se acercarán a él con intenciones de conquista. Basta hacer una mínima reflexión para entender que este chico puede encontrarse con propuestas y vocabulario que no tiene por qué conocer, no todavía.
Por todo esto, tengamos en cuenta que nuestros hijos tienen pleno derecho a ser exactamente lo que son, sólo niños. No quiero decir con esto que censuremos el acceso a Internet, sino solamente estemos atentos.